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38 Déjame que regrese a morir en mi ciudad, junto a la sepultura de mis padres, y que tu servidor Quimeán siga con mi señor, el rey, y lo trate como le parezca mejor.

39 El rey dijo:

— Está bien. Que venga conmigo Quimeán y yo lo trataré como mejor te parezca, pues yo haré por ti todo lo que desees.

40 Toda la gente cruzó el Jordán y el rey también cruzó. Luego el rey abrazó a Barzilay, lo bendijo y él regresó a su tierra.

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